Cuando se realice un nuevo inventario de las maravillas del mundo las Redes Sociales tendrán que ocupar un espacio en primera fila, han venido a cambiar de forma significativa nuestras vidas, nuestros gustos y como nos relacionamos con los demás. El boom de las Redes Sociales ha sido un fenómeno rápido y a su paso no ha dejado ninguna generación fuera, todos han encontrado su cabida en ellas.
Como siempre he sostenido, es imposible que algo tan poderoso solo tenga aspectos positivos, unas herramientas como las Redes Sociales que impactan de forma tan directa en nuestras vidas, sin lugar a dudas también poseen la capacidad de dañarnos si dejamos que ellas nos controlen a nosotros. Las Redes Sociales no vinieron con un manual de uso, pero tampoco nos hemos dedicado a evaluar como nos afectan estos medios, como absorben nuestro tiempo y consumen nuestras vidas.
La esclavitud en las Redes Sociales
Sin darnos cuenta las Redes Sociales nos han colocado unas cadena imaginaria, que nos han hecho esclavos de ellas, donde no pasamos un solo día en desconexión total, pero cuando esto ocurre crece la desesperación, la ansiedad, el sentimiento de que nos falta algo y de que debemos volver a esa burbuja digital donde nos sentimos seguros y aceptados, donde entendemos que nos prestan atención y que tenemos muchos amigos.
Las Redes Sociales en la vida de muchas personas han pasado a ser prioridad por encima de sus parejas, hijos, familiares y relacionados más cercanos, pues el momento en el que más comparten con ellos es cuando suben una foto juntos o les dicen de manera pública en un muro digital “Cuanto los aman”, palabra que quizás nunca suelen decir de forma personal, pero que las Redes Sociales dentro de sus cadenas, si les liberan para expresar lo que sienten.
Refugiados en sus miedos
Uno de los miedos más grandes con los que debe luchar el ser humano durante toda su vida es la soledad y al aceptación, ese miedo a sentir que no cuentan con alguien que entienda como se sienten, cuál es su estado de ánimo y si están enfermos que les pregunten ¿cómo estás?, las Redes Sociales han venido a ser ese refugio donde muchos logran controlar sus miedos, pues llegan a creer que cientos o miles de usuarios son en verdad sus amigos, personas que se preocupan por ellos, que dándoles me gusta a sus fotos están haciendo una manifestación de cariño, que reemplaza en sus mentes un abrazo o un te quiero.
Las personas han construido una popularidad en base a cosas que se les hace difícil sostener, por su nivel de vida o por los recursos con los que cuentan, se deprimen si no tienen nada nuevo que darle a sus seguidores, si la gente deja de darles like a sus fotos o simplemente ya no les escriben por DM (Mensajes Directos), para decirles los bellos que son o lo mucho que quisieran la vida que ellos llevan. Se están olvidando del mundo real, el mundo de los problemas, las luchas diaria, el de los esfuerzos, el salir despeinada de forma natural y están construyendo de ellos figuras digitales que no pueden ser sostenidas fuera de la pantalla del celular.
La ola de personas depresivas
Toda esta situación que está golpeando a las diferentes generaciones está provocando muchas depresiones que culminan en finales trágicos y tristes, pues ese vacío que les va generando las Redes Sociales, de hacerlos sentir populares y personas que cuentan con cientos o miles de amigos, cuando esto se ve desvanecido de alguna forma, llega el choque de la realidad y se dan cuenta que todo era fantasía, que lo que imaginaron no existía. Todo esto está provocando que las tasas de suicidio vayan en aumento, llegando al punto en el que muchos han manifestado su intención de suicidio de forma pública, otros han llegado más lejos al transmitirlo en vivo y lo que reciben es una motivación de quienes le siguen a que lo hagan, muchos llegan a materializarse.
Viviendo en un mundo que no existe.
El choque más fuerte que ha generado las Redes Sociales es que ha llevado a que las personas más marginadas puedan compartir en un mismo espacio con las figuras más exitosas del mundo, donde estos muestran sus lujos, sus vidas de placeres, viajes y demás, provocado que personas sin ningún tipo de condiciones económicas y social, quieran proyectar esa vida, una vida que es totalmente manipulada y preparada, lo que genera una cadena en quienes se encuentran más cercanos a ellos de pensar: ¡Que bien vive fulano! ¡Que feliz es fulana! y comienzan a compararse y a deprimirse, lo que genera un círculo de competencia frustrante.
La desconexión que muchos tienen del mundo real y del que existe en las Redes Sociales es tan fuerte, que llegan a creer que los únicos infelices, con problemas y precariedades económicas, son ellos. Es necesario tener bien claro cual es el mundo real y entender que todos cargamos con situaciones y problemas, los cuales no están obligados a ser publicados, pero tampoco usted está obligado(a) a creer que ese es el mundo que existe fuera de esa pantalla.
Relaciones sostenidas por las Redes Sociales
Nuestra desconexión del mundo real ha llegado a una magnitud tan considerable, que millones de relaciones son sostenidas por mantener una imagen en las Redes Sociales, esa necesidad de que las personas crean que somos felices, que tenemos la esposa o el esposo que soñamos.
Estamos tratando de vender relaciones de parejas que son totalmente falsas, donde solo existen besos tiernos para las fotos, te amo para los estados y muestras de afectos para los like que nos damos, pero en la vida real nos falta el cariño, nos falta el contacto, nos falta la comunicación y vamos construyendo un mundo que no existe en nuestras relaciones, conformándonos con tenernos para las poses, pero descuidamos ese contacto que necesitamos como parejas.
Esta burbuja que hemos venido construyendo irá creciendo más y más, los tiempos son cada vez más digitales, debemos comenzar a quitar más los ojos de la pantalla y observar a nuestro alrededor, saber con que contamos en verdad, como estamos descuidando nuestra vida real, con nuestra pareja, con nuestros hijos, amigos y familia, entender que debemos dedicarle más tiempo a los que nos da felicidad en verdad y no a lo que nos genera muchos like y comentarios, pues en tus momentos de mayor tristeza esos usuarios no saldrán de la pantalla a darte un abrazo.
Salirnos de las Redes Sociales no es la mejor opción, estas son unas herramientas muy poderosas y no estar en ellas nos aísla de un mundo laboral y profesional en el que necesitamos presencia, lo importante es no olvidar quiénes somos al estar en ellas, blindar nuestras vidas privadas, aquello que deseamos cuidar y dejar de comprar los sueños que nos venden, pues existe un mundo ahí fuera que es de realidades y ese nos puede golpear fuerte si no preparamos nuestra mentalidad.