Cuantas veces durante nuestras vidas hemos renunciado a perseguir nuestras locuras, tan sólo por el hecho de querer escuchar a todo el mundo menos a nosotros mismos. Creemos que todo el que nos rodea sabe más de lo que necesitamos que nosotros, al final solo vivimos complaciendo a todo el mundo, sin darle importancia a lo que en verdad queremos.
Hace mucho tiempo comprendí que la categoría de Loco o Loca no se le da tan solo a aquellas personas que tienen problemas mentales, la sociedad suele otorgarle ese título a todo aquel que suele perseguir sus más profundas pasiones, a aquellos que se convierten en seres únicos e inconfundibles, ya que para la mayoría de la sociedad estar cuerdo o cuerda, es cumplir con el parámetro impuesto sin salirse de él, aunque eso nos cueste toda la felicidad.
Es el momento de aprender a descubrirnos por encima de los parámetros que nos impone la sociedad, por encima de los miedos y del que dirán, es tiempo de comenzar a construir nuestras vidas en torno a nuestros deseos y no sobre los deseos de alguien más, persiguiendo nuestras más profundas locuras, aquellas que nos hacen sentirnos que en verdad estamos viviendo, que estamos construyendo nuestros propios deseos y persiguiendo aquellas cosas que nos hacen verdaderamente felices, llega el momento de escuchar nuestra voz interior, por encima de los ruidos de fuera que nos dicen: No lo lograrás.
Las personas que han logrado transformar al mundo, en un momento de sus vidas fueron llamados locos y locas, hasta que el mundo se dio cuenta que simplemente se habían salido del patrón que se les había impuesto, haciendo las cosas a su manera y escribiendo sus propias historias, dejando de escuchar esos ruidos que les decían: “detente que estás mal”, simplemente creyeron en ellos y fueron detrás de esas llamadas locuras, luego el mundo no les quedó más opción que admirarlos y aplaudirlos.
Cuando no aprendes a creer en ti y en tus locuras, cualquier voz negativa te detiene y te lleva a volver a caminar junto a las mentes conformistas y programadas de la sociedad, aquellas que entienden que no se pueden romper los parámetros y temen alzar su voz para contradecir la posición de aquellos que desean que no persigamos nuestros sueños para seguir construyendo los de ellos.
Es mejor ser un loco o una loca feliz, que una persona cuerda con tantos sueños sin cumplir, tan solo por vivir con el temor de ser señalados por actuar diferente a los demás.