La tecnología ha generado cambios significativos en nuestras vidas. Nuestra forma de actuar, interactuar y comunicarnos, se han visto impactadas de forma significativa. Las Redes Sociales son las responsables de la revolución comunicativa y de la interacción más significativa que ha tenido la humanidad en las últimas décadas. La gran cantidad de usuarios que tienen acceso a las Redes Sociales, las facilidades con las que contamos para conectarnos y poder compartir nuestros momentos en el mismo instante en el cual los estamos viviendo, lo ha revolucionado todo.
Los grandes cambios en el mundo vienen cargados de cosas positivas, pero también de muchas negativas. Las Redes Sociales, sin temor a equivocarme son la mayor muestra de democracia que ha tenido la humanidad a nivel de comunicación, ya que pueden interactuar en un mismo escenario, ricos y pobres, intelectuales y no letrados. No importa el círculo social o la cultura, si son artistas, celebridades o personas comunes, todos pueden en un mismo espacio generar contenido con un mismo nivel de igualdad, pero ese choque de niveles genera una desigualdad visual, muchas veces manipulada, lo que está dejando en muchas personas efectos muy negativos.
Mostrar una vida perfecta que no existe.
Las Redes Sociales se han convertido en la pantalla de estatus de muchas personas, las cuales han podido mediante estas herramientas construir una vida que se visualiza perfecta, pero que no lo es ni en su mínima expresión, muestran esa vida perfecta de pareja, la buena y abundante vida que llevan, entre lo que comen, beben y los lugares que visitan, sin poder sostener esta vida de forma real y mucho menos económicamente, se convierten en esclavos de esos seguidores que tienen en sus cuentas, que esperan esa foto feliz de la pareja o ese nuevo destino de placer que vivirán. Cuando las personas esclavas a este comportamiento no pueden generar ese contenido, se apodera de ellos la angustia y la depresión.
Existen fechas puntuales que por cultura o costumbre ya están establecidas como las fechas donde las personas toman sus vacaciones, son estas fechas las que nos sirven de muestra para entender lo que ocurre en el sistema de muchas personas que sus vidas están atadas a lo que puedan mostrarle al mundo. Cuando no pueden sumarse a la ola de subir esa aventura perfecta, esas vacaciones del sueño, posando con su familia, amigos o pareja, entra una ansiedad que desprende ese sistema de depresión, por sentirse más infelices que todos aquellos que están subiendo contenidos de lo bien que la están pasando.
Mostrar sin poder, para competir con los demás.
En la República Dominicana está demostrado estadísticamente que la mayoría de la población tiene unos ingresos mensuales inferiores a los 15 mil pesos, cuando llevamos ese número a la vida que una persona puede darse a nivel de ocio, apenas da para un helado al mes. Con los gastos de la canasta familiar, renta de la casa y servicios básicos, apenas les queda para respirar, pero aún así podemos notar en las Redes Sociales como personas quieren con esos ingresos competir al nivel de artistas y celebridades, queriendo simular la vida que ellos viven y la forma en la que ellos gastan. Este desenfreno ha generado un punto tan alarmante, que personas toman préstamos, en su mayoría informales, para poder sostener esa imagen de buena vida que llevan y poder calmar su ansiedad, para generar contenido que pueda darles muchos like.
No les interesa el destino, les interesa lo que puedan mostrarle al mundo.
Existe en la actualidad una gran cantidad de personas, que si les prohibiesen tomarse fotos y subirla a las Redes Sociales, del lugar que van a visitar, prefieren mejor no salir, ya que estos medios han generado una dependencia tan grande, que si no muestran que están felices, no son capaces de sentirlo, necesitan mostrarle al mundo lo que tienen, donde están y como lo están disfrutando, para poder sentirse bien con ellos y sentirse aceptados, por un círculo que evalúa que tan bien la estás pasando y como disfrutas tu vida. Este sistema de vida ha generado personas más desconectadas del mundo real y más esclavisadas de la parte digital, ya que muestran dependencia de su felicidad y búsqueda de aceptación.
Todo el mundo es feliz, menos yo.
En esa ola masiva que está generando las Redes Sociales, donde personas muestran en el mayor de los casos la vida perfecta y feliz que llevan, desencadena en otros ese sistema de auto-compasión y sentimiento de inferioridad, pues se llegan a vender en sus cerebros que la mayoría de las personas tienen una vida muy feliz y que la de ellos es una pura desgracia, lo que termina desencadenando personas infelices, atadas a pantallas emocionales que no son reales, pero que en sus cerebros entienden que en verdad es así. Las personas cada día más hacen cosas por parecerse a esos estereotipos perfectos de parejas, que son las celebridades de las Redes Sociales, pues entienden que esa vida es la soñada por todo ser humano, se les olvida que cualquiera puede abrazarse y sonreír para las cámaras, pero que detrás del lente se ocultan tantas cosas.
Las Redes Sociales son herramientas maravillosas y muy poderosas, no podemos permitir que ellas controlen nuestras vidas y nuestras emociones, debemos entender que en el mayor de los casos, las personas muestran la mejor parte de ellos, la cruda realidad nunca la conoceremos, hasta que no veamos su vida fuera de las pantallas.
No quieras vivir una vida digital que no puedas sostener de forma presencial, eso te convierte en un esclavo de ese mundo superficial, donde existe tantos sentimientos de inferioridad e infelicidad acumulada, cubierta por filtros de engaños.
Audi Rodriguez
