El mundo vive en un proceso de cambios continuos, donde las generaciones cambian sus prioridades y lo que antes resultaba importante deja de serlo. En este proceso de cambios que sufrimos día a día, existe un elemento que se ha ido perdiendo cada día más, y es la capacidad de impresionarnos o admirar las cosas buenas e importantes, nos hemos convertido en una sociedad que promueve más las cosas negativas por encima de las positivas, lo positivo a dejado de ser viral y noticia de impacto, las personas les restan importancia a esas cosas que antes eran dignas de admirar, provocando que muera el ¡Wao!

¡Wao! es la expresión más natural que desarrollamos desde que éramos apenas unos niños, para impresionarnos por cosas que nos parecían increíbles y que tenían esa chispa de energía positiva, que nos encendían la emoción y nos aceleraban el corazón, podía ir desde ver algo que admirábamos, hasta una persona a la que deseábamos parecernos cuando fuéramos grandes, esos modelos sociales de pulcritud, de superación y de grandeza que nuestros sentidos eran capaces de admirar, por los valores que nos inculcaba la sociedad.

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Ver una persona alcanzar niveles como una profesión o ser una figura que representara un conglomerado, desde un presidente de una junta de vecinos, hasta el dirigente más alto en cualquier empresa o institución, eran motivos para un ¡Wao!, no por el cargo o la posición, sino por la capacidad que demostraba esa persona para haber llegado hasta ahí, personas con historia y trayectoria, con condiciones intelectuales y de preparación en su área, pero todo eso ha ido desapareciendo, cuando nos hemos venido dando cuenta, que las posiciones sociales son tomadas más en cuenta por ser amigo, hijo o amante de fulano, antes de poseer condiciones para estar ahí.

Ser una figura de la comunicación, era un motivo de ¡Wao! pues quienes tenían la hermosa tarea de comunicar, desde la radio hasta la televisión, eran personas que enamoraban con la palabra y cautivaban con sus acciones, figuras ejemplo para la sociedad, las mismas que luego fueron reemplazadas por la mediocridad, el exhibicionismo, el intercambio sexual y la incapacidad, cambiando en nosotros el ¡Wao! por un sentimiento de lastima e impotencia, al ver como pasaba a ser más importante unos senos y unas nalgas, por encima de un buen léxico o unas buenas ideas.

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El materialismo y el valorar más el dinero por encima de toda capacidad, ha generado una sociedad que no le importa nada más que las cosas materiales que se exhiben, se venden y se pueden comprar, hemos cambiado el ¡Wao! por ese sentimiento negativo que nos quieren vender por cada vía de comunicación, de que hacer las cosas correctas no sirve para nada, que prepararse y superarse no tiene ningún valor en esta sociedad, que podrá llegar más lejos la amante de fulano, por encima de la joven que invirtió sus días y sus noches a ser mejor ser humano, mejor profesional y mejor ejemplo para la sociedad.

Depende de nosotros el no permitir que se muera el ¡Wao!, vamos a convertirnos en promotores de valores, de los ejemplos positivos, del crecimiento sano y limpio de los demás, cuando veamos a alguien haciendo las cosas correctas, hagámosle sentir que está bien, que va bien y que ese es el camino más lento, pero que será el destino más placentero y duradero.

Audi Rodríguez

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