Construirnos

Vivimos en una era donde todo funciona a un ritmo más acelerado, nuestras decisiones dependen de un margen de tiempo menor para ser analizadas y tomadas. El constante estrés de la vida cotidiana nos hace vivir a un nivel de intensidad que resulta peligroso para nuestro sistema emocional, los altos y bajos emocionales nos llevan a un desequilibrio que roba nuestra paz y nuestro enfoque natural.

Construir una vida que resulte una felicidad habitar en ella es muy difícil, depende de años de constancia, de grandes sacrificios y de mucho esfuerzo que nos lleve a ser vistos de la forma que deseamos y a sentirnos conectados con nuestra esencia, va más allá de simplemente vivir la vida, depende de la forma en que decidimos vivirla. Según los años van pasando y nos vamos acercando a esa vida que deseamos y con la que un día anhelamos, todo se va volviendo más vulnerable. Cada uno de los elementos con los que soñamos alcanzar se van tornando más fácil perderlos: la reputación, la familia, un hogar, la estabilidad económica, un buen empleo, un emprendimiento, entre otras.

fondotranquilidad

Cuando nos detenemos a analizar cuanto nos ha costado construir cada una de esas cosas, los años de esfuerzo que han demandado y lo comparamos con lo fácil que todo eso puede perderse o romperse, sin ninguna vía de recuperación o arreglo, es cuando nos damos cuenta de lo vulnerables que somos, de cómo vivimos al borde de un abismo donde nosotros mismos nos rescatamos cada día para no caer, evitando que el mínimo error nos lleve al fondo más oscuro donde no podamos levantarnos nunca más. Vivimos la vida en un estado de emergencia constante, donde la mínima acción puede detonar la crisis más significativa de nuestras vidas.

Mientras más se construye, mayores serán las posibilidades de perder, es por eso que debemos mantenernos equilibrados emocionalmente y conscientes de las cosas que hemos ganado durante nuestras vidas, valorando cada una de las partes que construyen nuestro ser, porque llegar al punto de desconocerlas nos acercaría  más a perderlas, y la única alarma que se activará será cuando ya no las tengamos con nosotros. El afán constante del día a día nos lleva a olvidarnos de las cosas que en verdad tienen un valor para nosotros, perseguir nuevos objetivos nos arrastra a descuidar los ya conseguidos, es un círculo constante en el que debemos mantenernos buscando más, pero sin abandonar lo que ya hemos alcanzado.

Un gran edificio no cae de un día para el otro, hay grietas que van dañando su estructura, la falta de mantenimiento provoca que se vaya debilitando, los constantes golpes van haciendo la estructura más vulnerable, hasta que llega el día en que su debilidad es tan significativa, que una simple brisa termina derrumbándolo. No permitamos que eso ocurra con nuestras vidas, debemos mantenernos dándole mantenimiento junto a esas cosas importantes que la conforman, curando las heridas a tiempo y tomando las medidas en el momento necesario, antes que todo se nos derrumbe.

No permitas que años de construcción terminen en apenas unos segundos.

Audi Rodriguez

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