Foto: margoboutique.blogspot.com
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Es imposible olvidar esa imagen guardada en nuestros cerebros desde pequeños, en la que existía una gran diferencia en la forma de ver aquella mujer que resaltaba por encima de las demás, aun siendo la que tenía el tono de voz más bajo, la que menos veíamos pasear por nuestras calles, la de mayor actitud, serenidad y elegancia, ya nuestros sentidos de niños nos hacían verla diferente a las demás, se mostraba tan imponente que era imposible no respetarle o hablarle de usted o simplemente disimular que no la veíamos aunque la perseguíamos con la mirada.

Los años pasan y la forma de ver las cosas cambian, pero a nuestros sentidos ya de hombres y no de un niños con emociones vulnerables y espontáneas, esa imagen imponente, sobria y deleitante seguía apareciendo en algunas más. El hecho de encontrar todos estos atributos de forma poco común pero con igual nivel de impresión con los años me llevó a una conclusión: nacen mujeres pero viven y mueren siendo ‘Damas’. Era imposible entender que ese tipo de actitud y forma de ser lo pudieran enseñar en las escuelas o en la casa, cuando sus compañeras de clases, amigas y hermanas carecían de todo lo que a esas damas les sobraba, sin lugar a dudas eran creación divina.

No existe mirada de hombre, mujer o de cualquier ser vivo que se resista a dirigir sus ojos hacia ellas y ver la forma en que caminan, saludan, observan y sonríen tendiendo la mano en forma de respeto, es como ver esa reina que por años nos han descrito en películas y novelas, se muestran indomables pero a la vez sentimentales, reservadas pero con una sonrisa a medio rostro y simplemente siendo ellas todo resalta sin pasar desapercibidas. No necesitan tener un letrero de alejate, los hombres comunes saben hasta donde pueden llegar, son como la hembra dominante de una manada donde solo el macho con igual o mayor temple y decisión puede acercarse. Se desconoce de sus vidas íntimas, ya que son tan guardadas y reservadas como las reservas en oro de los más grandes imperios, muestran lo que quieren y ocultan todo lo que tienen, creando esa intriga para descubrirlas, llenando de inquietud en cada sonrisa, escuchan más de lo que hablan y nunca escondiendo la mirada, se muestran tan seguras de sí que hasta con mentiras te harían reír y afirmar que es así.

Siempre será una intriga el descubrir que factores deben combinarse para que una mujer viva como una dama, lo que nunca estará en duda es que son el deleite y admiración de toda una sociedad, son ese molde perfecto donde Dios se deleitó para hacer cada toque a su entera perfección.

Audi Rodríguez

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