Mucho revuelo ha causado el mensaje enviado por la joven Ana Carolina en televisión nacional, durante un programa semanal, donde aconsejó a las jóvenes comunicadoras: “Aunque tú no estudies, puedes lograr lo que tú quieras ser, porque yo nunca he estudiado, pero siempre me motivé en hacer lo que me gustaba”.
Son muchos los comentarios generados, unos a favor y otros en contra, algunos dicen que fue sacada de contexto y que solo quiso explicar que aunque ella no estudió llegó lejos en la comunicación. Yo quiero irme más allá de si Ana Carolina motivó a que no estudien o si la sacaron de contexto, quiero tocar el punto de la realidad en la sociedad dominicana, acaso no tocó esta joven lo que es el día a día, no sólo en la comunicación en la República Dominicana, sino en muchos sectores profesionales. Muchas de las personas que ocupan posiciones sociales importantes, que son consideradas modelos de éxito y son promovidas por todos los medios, ídolos de nuestros niños y niñas, son personas que no tienen ni un 4to curso y en muchos casos lo que promueven es la vida fácil e la ilegalidad.
Demos un vistazo a las mujeres que ocupan los principales espacios de los medios de comunicación, las mejores pagadas, las más buscadas y cotizadas, son mujeres que su mayor virtud no es ser reconocidas por sus cursos realizados o títulos obtenidos a nivel profesional, son reconocidas por sus operaciones, curvas pronunciadas, por los conflictos y relaciones en las que se ven involucradas. Ana Carolina es el reflejo de lo que es esta sociedad y lo que se desea promover en los medios de comunicación para generar lo que ellos llaman “Audiencia”.
Cuando nos trasladamos a las Redes Sociales de esas que son llamadas las comunicadoras ejemplo para las jóvenes que vienen subiendo, con deseos de ocupar un espacio en estos medios, vemos que lo que comunican en estos medios son sus cuerpos, en gran parte con carácter pornográfico e incentivando al morbo sexual de los hombres, contando con millones de seguidores. Las grandes marcas buscan a estas llamadas nueva generación de la comunicación para vender y promocionar sus productos, acompañados de sus cuerpos. Si nos detenemos a hacer un inventario de la mayoría de comunicadores y comunicadoras, no tienen ni un técnico en comunicación o algo que se le parezca a una profesión.
Si abandonamos la parte de la comunicación y pasamos al área musical, los que son en la actualidad los artistas más seguidos por la mayoría de la población dominicana, no saben ni lo que es una estrofa musical, nunca han estudiado y lo menos que promueven es la educación, al contrario, promueven el dinero fácil, el consumo de drogas y la violencia. Son esos los que más suenan, los que son contratados para fiestas y los que nuestros jóvenes idolatran y sueñan ser como ellos.
Ahí no se detiene la situación de nuestro país, miles de jóvenes invierten mucho tiempo y dinero en su educación, salen del país a formarse y prepararse, pero cuando llegan no encuentran salarios dignos y mucho menos oportunidades laborales en sus áreas. El principal empleador que es el estado, coloca en la mayoría de sus puestos a personas sin la menor capacidad o formación para ejercer una función pública, los cargos son dados a los compañeros del partido, a los amigos(as) de fulano, a las novias y a las amantes, sin ningún punto de criterio ni evaluación.
Las empresas privadas carecen de evaluaciones justas para pagar salarios competitivos, según las competencias de los profesionales, al final lo que menos termina utilizando un profesional para poder posicionarse, son sus estudios y formación, se impone todo antes que esos elementos.
Entonces debemos cuestionarnos, fuera de si dijo o no dijo, ¿cuál es la realidad de nuestra sociedad? de esos que estudian incansablemente y quieren obtener sus logros por sus cerebros y no por su cuerpo, que oportunidades les esperan, ¿Cómo les está pagando y recompensando la sociedad a estos jóvenes? Encontraremos el caso de miles de jóvenes talentosas con gran preparación para comunicar, que han decidido desistir de ejercer su carrera, porque no están dispuestas a vender sus cuerpos como el trampolín para llegar a cumplir sus metas profesionales, otras que no han realizado ni un bachiller si están dispuestas.
Querer crucificar a una persona que ha sido el producto de lo que pide esta sociedad, no enriquece el debate o mejora la situación, debemos detenernos a evaluarnos y preguntarnos hacia que camino estamos guiando nuestra sociedad, que mensaje le estamos enviando, más allá de que alguien diga en televisión que le ha ido bien aún sin estudiar.
La educación es la mayor herramienta que puede tener una persona para desarrollarse en la vida, pero ¿Qué valor le estamos dando en la República Dominicana? …le dejo la respuesta en cada uno de ustedes.
Audi Rodríguez