Roberto Cavada

Indignación ha causado en gran parte de la ciudadanía, la forma en que el comunicador cubano Roberto Cavada reaccionó ante una falla en el telepronter mientras leía una noticia, al darse cuenta que el contenido del telepronter no coincidía con las imágenes de la noticia, su reacción explosiva no se hizo esperar y en plena transmisión en vivo le dijo al técnico: “Si le pueden al señor de la tituladora que es un ANIMAL, del telepronter, que es un ANIMAL y no me está viendo, usted pone el texto que yo estoy leyendo…si usted quiere, sino se va para su casa”.

 No importa la capacidad profesional o intelectual de un ser humano, cualquiera está propenso a cometer un error y sus líderes deben estar ahí para orientarlos, en su momento quizás reprocharle, pero con altura, con decencia y sin afectar la dignidad que lleva cada persona, sabiendo en que momento y lugar hacerlo. Decirle a un colaborador en televisión nacional “ANIMAL”, volver a repetirlo y restregarlo, es uno de los actos más detestables en los que puede caer cualquier ser humano, sobre todo si se trata de alguien que se supone está para comunicar y orientar de forma correcta a la sociedad.

Conductas como estas no pueden ser pasadas a la ligera, Roberto Cavada merece una sanción, lo cometido es un abuso psicológico y una falta de respeto a la audiencia, si estimulamos y excusamos acciones como estas, las estamos promoviendo, le estamos enviando un mensaje a los talentos jóvenes de que pueden usar su poder e imagen de figura para ofender, dañar y aplastar a cualquier ser humano, cuando el mensaje debe ser lo contrario, mientras más alto te encuentres, mayor debe ser tu nivel de tolerancia y humildad, sobre todo con los más débiles.

Este caso de Roberto Cavada no sorprende a quienes de alguna forma hemos seguido un poco su histórico en los diversos medios de comunicación tradicional y digital, es un individuo con una demostrada baja inteligencia emocional, capaz de explotar de la forma más baja posible, ya lo hemos visto en Twitter ponerse al nivel de ofensas de usuarios sin el menor de los escrúpulos, llevando el debate a un nivel aún más deplorable, por las respuestas llenas de odio que genera a los demás.

Mientras más alto te encuentres, mucha más humildad e inteligencia emocional debe acompañarte, aprendiendo a no desprenderte de ella en los momentos más críticos, pues las cosas que salen de nuestras bocas no pueden ser recogida tan solo con una excusa, queda el daño, queda el dolor, queda la marca y trasciende el error. En estos momentos en los que vive la humanidad, debemos ser cada día más humanos, aprendiendo a ponernos en el lugar de los más desposeídos.

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