Dedicarse a estudiar el comportamiento social termina resultado un teatro del que solo vale la pena reírse, donde jugamos a estar con Dios y con el Diablo, donde lo malo es aquello que no nos beneficia sin importar las vías y los medios, todo gira en base a cuestionantes sociales y señalamientos de aquellos que entienden lo que es bueno o malo.
La prostitución y el robo han existido desde los tiempos que se tiene las primeras informaciones de la existencia de personas en el mundo, las prácticas en sus esencias son las misma, varía el modus operandi y la tarifa. Pero de todos los aspectos va a depender si esta práctica te ha generado fortunas para que la sociedad en su afán del clientelismo se siente a aplaudirte y a darte porras a todo pulmón como un héroe o una héroe nacional.
Una sociedad que condena fielmente al mendigo que roba un pan pero premia con todos los honores al letrado que se roba millones de un banco; una sociedad que señala a la mujer que utiliza la prostitución en el más bajo mundo para llevar de comer a sus hijos y premia con los más altos honores de mujer llamándoles hasta “Divas” a quienes con la misma práctica a una tarifa diferente logran tener lujos, prendas, apartamentos y vehículos extravagantes, bajo la misma práctica esas son reconocidas socialmente como los grandes modelos a seguir.
El mensaje que envía la sociedad es simple, no importa que te prostituyas o que robes, el problema es que no logres hacerte rico con esas prácticas, si no lo alcanzas te perseguirán, te presionarán y te aislarán, si consigues la riqueza serás una persona reconocida y distinguida de nuestra sociedad, serás el Don o la Diva.
Audi Rodríguez