Las culturas y las sociedades evolucionan con el pasar del tiempo, transforman sus costumbres y los elementos que forman parte de ella, la música no se queda atrás, genera un proceso de evolución acorde a la tecnología y a la juventud, según sus gustos y preferencias.

No existe en la actualidad quien se resista al ritmo contagioso y animado del Reggaetón  o el Dembow mezclas de sonidos que entran en cada sentido del cuerpo y ponen el alma a bailar sola, tanto a niños como a viejos, pero ¿Qué está pasando con su contenido?

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Foto: i.ytimg.com

Ha sido una lucha de unos pocos, el que la sociedad entienda el daño que generan en la juventud estos exponentes de la música urbana con su contenido tan violento, desde temas que promueven de manera clara y explícita: la venta y consumo de drogas, la violencia hacia la mujer y la venta de esta como una mercancía, el enriquecimiento fácil y la promoción de comportamientos inadecuados, es un cáncer que entra por los oídos, se mete hacia su cerebro y genera conductas inadecuadas en estos que están llamados a llevar el control de nuestra sociedad en un futuro, y si sumamos a esto que los padres no están educando a sus hijos y mucho menos orientándolos, se convierte esto en una explosión.

Todos sabemos que desde la etapa de la niñez resulta más fácil aprenderse una canción completa, que un nombre de un personaje de la historia. La música genera comportamientos y conductas en los seres humanos, al punto tal que está psicológicamente comprobado que la música con contenido violento genera actitudes violentas en las personas y la música de un contenido más sutil, un comportamiento más pasivo.

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La República Dominicana vive en la actualidad la época más fuerte en violencia, donde las mujeres son asesinadas por sus parejas y estos a su vez se quitan la vida, violencia en el hogar de padres a hijos e hijos a padres, una intolerancia social y el aumento de actividades ilícitas como es la venta de drogas, delincuencia común y especializada, todo este proceso no hemos querido verle la asociación con el contenido visual y auditivo que consume la población como entretenimiento y diversión.

Que podemos esperar de una juventud que consuma a diario contenido como: “Si en un año no me hago millonario me doy un tiro”; “Tamo fumando mariguana, hoy serás mi esclava”; “Deseas que te lo rompa a cada rato”; “Dinero fácil yo me lo busco”; “Tengo un maldito Flow que parezco un traficante”, estas y otras frases que incentivan a la violencia, al consumo de drogas y a ver la mujer como un objeto sexual, son los contenidos que más se están promoviendo, donde lo consumen desde niños hasta una juventud en proceso de encuentro con su realidad.

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Foto: upload-assets.vice.com

Seguimos pidiendo de manera superficial y poco efectiva, que no se asesinen mujeres, que pare la violencia en la sociedad y que los jóvenes estudien, pero mientras estamos dejándoles que ese cáncer de contenido se meta en sus oídos y les sirva de inspiración y motivación para vivir sus vidas, están viendo lo fácil y rápido como la mejor vía para obtener las cosas, mientras vamos construyendo nuestra sociedad en base a los peores valores y frente a unos padres que lo que menos les interesa es educar a sus hijos.

Nada tengo en contra de la música urbana, es un género alegre y que hace brincar al cuerpo, pero se puede hacer música de ese tipo sin ese contenido tan explícito y promoción de lo ilícito, existen muchos exponentes que no han tenido que recurrir a ese tipo de letras y han logrado éxito en sus carreras.

No está en ellos regularse, pues no lo harán, es el estado que tiene la obligación de tomar medidas, antes que quieran poner el candado, cuando ya no haya puerta.

Audi Rodríguez

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