Riquezas naturales olvidadas, maravillas desconocidas, solo yacen como tierras baldías ante el olvido de todos y la indiferencia de muchos. Un país no puede salir de la pobreza si no desarrolla sus riquezas, la República Dominicana conocida por sus hermosas playas y majestuosas infraestructuras hoteleras pero desconocida por sus grandes atractivos naturales, diversidad ecoturistica y manantiales que deleitan la mirada de los visitantes que tienen el placer de contemplarlas.
Como grandes logros en materia medioambiental, en fechas consecutivas el estado pudo salvaguardar dos de las tantas riquezas naturales con que cuenta la isla, Bahía de las Águilas y Loma Miranda, lo que representa una muestra por el interés de un pueblo en cuidar y preservar sus recursos naturales, ¿y ahora qué? ¿Las Dejaremos como libros viejos en un librero estos potenciales ecoturísticos?
La manera más viable y factible para seguir preservando estas riquezas naturales y que sean disfrutadas por el pueblo dominicano y por los visitantes extranjeros que se sienten motivados a conocer atractivos naturales únicos en el mundo, así como la vía para beneficiar la economía del país y de la población local de estas zonas, es el Desarrollo Turístico Sostenible, con una planificación clara y objetiva.
Turismo informal, sin conceptos claros de la sostenibilidad, sin una planificación establecida es lo que abunda en las zonas naturales donde ha llegado la actividad turística, en su mayoría turismo local. Estamos dejando guardado en una maleta lo que podría ser el atractivo más impresionante para los turistas que nos visitan y para el mundo exterior que nos observa, preservar estos recursos, beneficiar la población local y aumentar nuestra actividad turística se puede lograr con un esfuerzo mayor del estado junto a las demás instituciones privadas y organizaciones no gubernamentales que trabajan a favor del turismo sostenible.
Un Sur olvidado, con riquezas infinitas y maravillas que cautivan al más duro de los corazones, ve como su población emigra y los que aun quedan comen el polvo de la pobreza, teniendo en sus manos un gran potencial por desarrollar que generaría fuentes de empleo, una mejor calidad de vida y su conocimiento ante los ojos del país y del mundo, una zona que siempre ha estado olvidada y aislada del gran desarrollo turístico que ha tenido la República Dominicana en los últimos años.
Esperemos que estos dos hechos históricos sirvan para despertar el interés del pueblo dominicano y la acción del estado por comenzar a desarrollar de forma sostenible estos grandes recursos que posee la República Dominicana, en materia de turismo lo Tenemos Todo, pero tenemos muchos atractivos olvidados esperando por nosotros.
Audi Rodríguez