Pedro-Martinez

El pueblo dominicano ha estado en celebración desde que se hizo pública la información de que el pitcher dominicano Pedro Martínez ha sido exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown convirtiéndose en tan solo el segundo quisqueyano en lograr la distinción junto a quien es el primero en lograrlo el también pitcher dominicano Juan Marichal, alcanzando un logro tan soñado por todos los jugadores de Grandes Ligas.

Por encima de todos los pronósticos logró firmar para un equipo de Grandes Ligas, establecerse con su potente brazo y por último coronarse siendo exaltado al salón más alto de los inmortales. Todos les decían que no sería bueno, que su tamaño sería el gran impedimento para lograr establecerse con apenas 5′ 11″ de estatura y menos de 170 Libras de peso corporal, los grandes prospectos eran y son valorados por grandes físicos y estaturas por encima del promedio, pero logró ser llamado “Pedro El Grande” por sus acciones más que por su estatura.

Constantemente nos encontramos con la firma de nuevos prospectos con bonos millonarios de los cuales muy pocos llegan a grandes ligas. El béisbol ha cambiado la forma en que se le aprecia, sigue y juega, de ser un deporte de pasión a pasado a la industria de los millones, donde jóvenes de los más bajos extractos sociales tienen la posibilidad de cambiar sus vidas y las de sus familias con una sola firma.

Pedro Martínez un ejemplo dentro y fuera del terreno, durante sus mejores años apenas comenzaba ha asomar la era de los millones, nunca devengó un salario exorbitante como los que encontramos ahora por encima de hasta los 200 millones de dólares. Quizás el no estar en una era en el que se imponía el dinero por encima de la pasión lo hizo tan diferente al montón que encontramos hoy, logrando ser dominante en una época donde los esteroides eran utilizados como tomar un vaso de agua en la que es considerada la liga más fuerte de la MLB, la liga Americana, en la división más fuerte, División Este, donde tenían que enfrentarse a los eternos rivales y el poderío del béisbol en esa época, los Yankees de New York.

La cantidad de peloteros que hoy vemos representando la República Dominicana envueltos en accidentes de tránsitos, altercados en discotecas, violencia intrafamiliar y comportamientos condenables dentro y fuera del terreno, nos hacen ver más lejos otro futuro salón de la fama, donde aquellos que se podían visualizar más cerca los arropa los problemas de esteroides y otros la inconsistencia por sus lesiones, el dinero ha venido a cambiar el juego y quizás sean nuestros hijos los que puedan apreciar un próximo Dominicano Salón de La Fama del Béisbol, hoy nos toca el privilegio a nosotros.

¡Pedro el Grande, Orgullo Dominicano!

Audi Rodríguez

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