Las Redes Sociales han transformado la forma de comunicarnos, y de como mostramos nuestras vidas ante los demás, nos han permitido darle apertura a nuestra privacidad, donde acceden a los aspectos más íntimos de nuestro día a día, a lo que antes eran imposibles acceder, al menos que no fuera de forma real. Las relaciones de parejas no se escapan a esta cobertura mediática, donde muchos(as) nos brindan una cobertura, desde el beso más intenso, hasta la noche más romántica, convirtiéndonos en espectadores de su película de “amor”.

Las Redes Sociales se han convertido en un escenario donde las personas buscan escapar de su cruda realidad, vendiéndoles a la sociedad un mundo lleno de falsedad, donde todo gira en base a lo perfecto, al sueño eterno y a esa relación con la que todo el mundo desearía estar, cargada de momentos tiernos, poses de revistas y miradas de películas, todo envuelto en una estrategia de marketing barata, que solo genera el auto-engaño de los actores y la fantasía de los espectadores, manteniendo a su audiencia informada de cada paso que dan y de cada entrega de amor que reciben, volviéndose adictos a vendernos por las Redes Sociales ese amor tan intenso que viven, otros utilizan este nivel mediático de relaciones falsas, como un negocio para generar dinero y capitalizar las noticias.

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Relaciones llenas de fracasos, violencia, infidelidad, desconfianza y falta de interés sexual, son vendidas ante las pantallas de nuestros celulares y computadoras, como las relaciones perfectas, esa familia ideal donde todo se combina para conspirar en un manantial de amor, cubierto por comprensión y entrega, cuando  en verdad todo se sumerge en una falsedad, que buscan el auto-engaño, mediante los likes, los comentarios positivos de algunos ingenuos que suelen comprar las historias falsas de amor, donde llegan a creer, que solo a ellos se les ha hecho difícil enfrentar la cruda realidad de los retos que enfrentan las parejas, de las barreras que deben superar y de las situaciones a las que deben estar sometidos, todo gira en base a una historia manipulada, preparada y programada, donde usuarios se entretienen y conmueven con las hermosas historias.

Crece cada día más el auto-engaño por medio de las Redes Sociales, donde los actores piensan que solo están construyendo una historia falsa al mundo, cuando en verdad ellos se están auto-destruyendo. Si es malo engañar a los demás con falsas historias de amor de Redes Sociales, peor es dedicarse a vivir en una película donde se le finge al mundo ser feliz, cuando al apagarse el flash de la cámara, todo es un infierno, vuelve el desamor, la violencia física y psicológica en algunas ocasiones, la infidelidad y la desconfianza. Un infierno que sólo aprenden a manejarlo en base a los comentarios de aquellos que les dicen: “que hermosos se ven”; “que familia más Bella”; “los envidio por ese amor”; “cuanta felicidad”…se convierten esas falsas felicitaciones en un alimento de consuelo vacío, que les alimenta el ego personal y los guía hacia un camino de ansiedad, donde necesitan fingir al mundo lo felices que son, cuando por dentro se les destroza el alma y el corazón.

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No sirve de nada convertirse en una marioneta de las Redes Sociales en aspectos de sentimientos, mostrándole al mundo lo felices y entregados que están, cuando en las cuatro paredes sólo se respira dolor e infelicidad, no sirve de nada recibir cientos de likes en una foto de un beso, cuando esos labios no saben igual, cuando todo es un teatro barato que busca ganar cada vez más visibilidad, convirtiéndose en títeres baratos que buscan complacer a su audiencia y a una sociedad, mientras se destruyen por dentro y se ahogan cada día más en el sufrimiento, de saber que el único momento de felicidad que pueden recibir, es cuando suben una foto o un vídeo, fingiendo ser felices, llueve los likes y los comentarios comprando esa falsa historia, que se resume a una simple Red Social.

Dedique más tiempo a ser feliz, del que dedica a parecerlo, a cambio de un like o un comentario.

Audi Rodríguez

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