Foto: entremujeres.clarin.com
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Después de haber pasado nuestra adolescencia y tener la oportunidad de vivir el presente y mirar hacia nuestro pasado nos damos cuenta de tantas cosas que parecían ser y no eran, y otras que nunca parecieron y terminaron siendo.

Esos años en el colegio será imposible olvidar tantas cosas, entre ellas las llamadas niñas populares, esas con las que todos los niños querían estar, siempre bien maquilladas, físicos impactantes y comportamientos de mujeres adultas, sin lugar a dudas era un sueño el llegar a estar con ellas. Aún siendo menores de edad estas chicas populares visitaban lugares nocturnos y sus novios eran adultos que iban a buscarla a la salida del colegio en sus vehículos, era imposible competir con algo así, solo nos quedaba mirarlas y desear un día recibir aunque fuera un beso por equivocación durante un saludo en la mejilla, mientras eso llegaba éramos felices con el hecho de compartir aula con ellas.

En la otra cara de la moneda estaban las niñas que ante los ojos de todos eran subestimadas y a quienes se les prestaba la mínima atención, esas niñas con formación de hogar, conservadoras, rescatadas y medidas, siempre eran las estudiantes meritorias al final de año, no salían más que a estudiar, no iban a las fiestas del colegio, y cuando asistían a una que otra actividad se les veía tan medidas y tranquilas, sin lugar a dudas no eran la elección de los varones.

Los años fueron pasando y todo transcurría igual, pero llegaría el día en que tendríamos que tomar rumbos distintos, ya pasaríamos de las puertas del colegio al mundo de la universidad, donde desaparecen los uniformes, se pueden tomar clases nocturnas y donde los profesores no llaman a tus padres sí faltas a clases. Todo cambiaría y en eso también la forma en que veíamos la vida.

Foto: cosasdeeducacion.es
Foto: cosasdeeducacion.es

El tiempo fue poniendo las cosas en su lugar, las llamadas chicas populares ya no eran las tan cotizadas. Nos encontrábamos con la noticia de embarazos a temprana edad, deserción de la universidad, otras se fueron de sus casas con hombres que estaban muy por debajo de sus pretensiones de niñas y ya el físico comenzaba a decaer por los trasnoches y la mala vida que llevaban, ante nuestros ojos veíamos como se caía un imperio.

Del otro lado una gran sorpresa el podernos encontrar con esas llamadas niñas subestimadas o cerebritos, ya sin uniforme y con porte de mujeres, mujeres exitosas en sus carreras profesionales, terminaron siendo ejecutivas de grandes empresas y otras emprendedoras de sus propios proyectos, comenzaron a tener parejas y llegando a formar sus hogares con una estabilidad social y económica. Ahora pasaban a ser las mujeres más deseadas y solicitadas, esas con las que no solo queríamos un beso, esas con las que queríamos formar un hogar.

La vida termina poniendo todo en su lugar y recompensando al que ha trabajado para tener un buen futuro, quien se sienta a disfrutar de los frutos y no se dedica a sembrar, cuando llega la hambruna termina muriendo de hambre.

Audi Rodríguez

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