Uno de los temas en la palestra pública en los últimos meses ha sido la música urbana, donde se condena el contenido de sus letras, incitación al consumo de las drogas, dinero fácil y la denigración de la mujer en sus canciones, situación que no es recurrente en todos los intérpretes del género.
El debate se agudiza más por las fuertes declaraciones del director de la orquesta sinfónica José Antonio Molina y el intérprete urbano Don Miguelo, tornando un ambiente de tensión entre aquellos que condenan el género y aquellos que lo apoyan. No cabe duda alguna que la música urbana es una realidad en el gusto popular y en su trascendencia en el ámbito internacional, llegando al punto de superar al merengue en la demanda radial local y en los eventos artísticos.
La música urbana no debe ser condenada, esta no es más que la expresión de una clase social que vive y respira el contenido de lo que sus letras reflejan, lo más correcto es incentivar a moderar lo que en ellas se reflejan, cero violencia, denigración de la mujer y la no motivación a la búsqueda del dinero fácil. Atacando la expresión de una clase mayoritaria no se logra nada, solo reprimirla y violentarla más.
La música urbana ya es una realidad y parte de nuestra cultura, debemos ayudar para convertirla en una música que pueda ser consumida por todos y que lleve mensajes positivos a la juventud dominicana, debemos cuidar y preservar lo que sale de nuestra raíces, la música urbana ya es parte nuestra.
Audi Rodríguez