Cuando se acerca la tan esperada pelota invernal son muchos los comentarios que se escuchan sobre ella en la República Dominicana, los equipos van preparando sus mejores cartas de triunfo y todos los fanáticos sueñan con la gran corona, pero si una frase no olvido de mi cabeza desde que era pequeño es “Este es el Año Verde”, me pasaron años para entenderla hasta que mi razonamiento fue haciéndose mayor y veía una fanáticada entregada, leal y sincera, año tras año sufrían la misma perdida como si fuera una película repetida donde dejaban de brillar las Estrellas después de estar en el cielo a todo esplendor.
Al llegar el invierno del año 2014 no fue la excepción a lo anteriormente expuesto, todos preparados para iniciar el principal entretenimiento de los dominicanos, el béisbol invernal, una vez más volvía a escuchar a un gran pueblo llamado San Pedro de Macorís, tierra de los ingenios azucareros, cuna principal de los grandes peloteros del país, de gente trabajadora y sobre todo amantes a sus Estrellas Orientales, con la Fe puesta en que esta temporada sería la que podrían romper la marca negativa de 47 años desde la última y segunda corona del equipo. Toda una generación de jóvenes han vivido sin sentir el sabor de ganar una serie final y quienes para esa época podían asistir a los estadios han olvidado a que sabe el triunfo, pero pese a esto se mantenían año tras año apoyando en una espera que se tornaba larga y hasta frustrante.
Se cantó la palabra de inicio “Play Ball” y todo comenzó en una temporada más de pasiones, los meses fueron pasando y las Estrellas permanecían en lo alto, con un equipo consistente, picheo inigualable y todo comenzaba a salirles como el equipo que más que una luz brillando eran una realidad. Terminar coronándose campeones de la serie regular comenzaba a ser un presagio, pero 47 años de espera hacían que muchos hicieran silencio y dejarán todo correr. El equipo logró continuar su racha de triunfos coronandose también campeones del Round Robin, ya todos los ojos comenzaban a ver seriamente a San Pedro, todo un país se inclinaba para decir que este año podría cumplirse la frase de que sería el “Año Verde”, una fanáticada con sed de triunfo y amante a su equipo abarrotaron toda una temporada su estadio, en San Pedro solo se respiraba Béisbol.
Una final sin los tradicionales y líderes ganadores de la liga invernal dominicana: Águilas Cibeñas, Tigres del Licey y Leones del Escogido le daban una luz aún más fuerte a las Estrellas para enfrentar a uno de los equipos más jóvenes de la liga, Los Gigantes del Cibao quienes por encima de quien fuera el favorito saldrían a buscar una corona que nunca habían tenido en sus manos. Todo continuaba siendo sensación para las Estrellas y para el país, ver la entrada a juego del que se consideraba en la actualidad uno de los beisbolistas mejor pagados de la MLB, Robinson Canó, siendo este el beisbolista más caro en haber jugado en una pelota invernal, adicionado a esto la gran actuación de sus 5 juegos daban por entendido que todo estaba conspirando para ver a San Pedro Campeón.
Los primeros dos juegos de la serie final le confirmaban hasta a los más incrédulos que las Estrellas estaban a punto de romper años de espera, San Pedro se estremecía hasta que llegarían los próximos 4 juegos donde todo comenzaba a ser igual a los años pasados, un equipo con poderío en su bateo y excelente picheo comenzaba a caer en el momento donde debían permanecer de pie, comenzando a crecer la angustia y la desesperación en una fanáticada que no podría creer que de nuevo todo se iba a repetir.
Un octavo jugo le daba la estacada final a un equipo que se mantuvo en pie de lucha toda una temporada. En terreno de los Gigantes del Cibao las Estrellas Orientales veían ante sus ojos como se cumplía un año más sin ver una corona. No solo los fanáticos de las Estrellas, el país no creían que una vez más se repetía la historia, toda una temporada brillando en lo alto para caer al final.
No sabemos que tan larga será la espera, pero si algo podemos presagiar es que los años seguirán haciéndose más largos, la temporada 2014-2015 todo estaba puesto en la mesa para que las Estrellas fueran campeonas del béisbol invernal, ese punto en la historia quedará en la mente de su fanáticada y jugadores como la temporada que pudo ser.
La fanáticada de las Estrellas merece el respeto, admiración y reconocimiento del pueblo dominicano, si la situación de su equipo fuera la de los equipos tradicionales aquellos contarán con muy pocos fanáticos, pero la fanáticada de las Estrellas se han mantenido por 47 años en entrega y apoyo a su equipo. Esperemos que no tenga que venir una nueva generación para ver ese año verde con las Estrellas brillando en lo alto.
Audi Rodríguez