Fuente: fotos0.mundofotos.net
Fuente: fotos0.mundofotos.net

Durante nuestras vidas llegamos a desarrollar sentimientos por algunas personas que en momentos pensamos que serán eternos, muchas veces sentimientos no correspondidos, precedidos por la indiferencia, la distancia y un constante deseo de estar junto a esa persona y no poder, pero el cerebro tiene sus procesos de los cuales no nos notifica y un día sin avisarnos todo se fue.

Si el cerebro es bueno en recuerdos, cuando se trata del olvido se vuelve implacable, de un día al otro entiendes que estas aprendiendo a vivir sin algo que antes no podías hacerlo, que tu cerebro ya piensa en cosas que no se acercan a esa persona, no llega ni un momento vivido, es como sí alguien hubiera entrado a la base de datos y sin notificar hubiera borrado todo y ya no queda ni una huella de lo que un día fue el recuerdo que ocupaba más espacio dentro de nuestros pensamientos.

Forzar el cerebro a olvidar es sólo recordar más, borrar todo lo externo que te recuerde a esa persona es aumentar su presencia dentro de ti, el olvido es un proceso como el amanecer, te olvidas de la luna aunque esté frente a ti y sin darte cuenta el sol la va ocultando hasta amanece y que sólo está el sol. Todo fluye y sin darte cuenta aún tenido esa persona cerca, para tu cerebro es alguien más que no provoca lo que antes provocaba, los sentidos se vuelven insensibles y tu cuerpo deja de reaccionar por órdenes de tu cerebro.

Cuando llega el olvido no existe papelera de reciclaje donde se pueda encontrar el deseo de volver a vivirlo, todo termina eliminado como en un solo click. Ya no existe nada de lo que un día fue un pensamiento en el que creímos que duraría para toda una vida. Todo pasa y nada queda.

Audi Rodríguez

Compartir