Si de algo estoy seguro, es que el título de este artículo leído a primera vista, generará en la mayoría de los dominicanos cierta indignación y en otros el punto de confusión, pero no esperaría menos de ahí, en un tipo de país como el nuestro, donde se asume que la mayor responsabilidad de las desgracias sociales es de los políticos, eso es normal, y no es que estén totalmente equivocados, pero este artículo va más allá de lo que podemos señalar y juzgar.
Como sociedad hemos vivido por años teniendo en el paredón de la condena a la clase social que se ha entendido que es la principal autora de todas las desgracias y precariedades sociales, esa es la Clase Política, aquellos que gobiernan y deciden el rumbo de nuestro país, no se puede quitar punto de veracidad a estos señalamientos, pues es esa llamada clase política la que se ha visto involucrada en los actos más significativos de corrupción, malversación de fondos públicos, clientelismo, enriquecimiento ilícito, asesinatos de personas y un sin número más de barbaries que sin lugar a dudas generan miles de razones para ser señalados y muchas veces odiados.
Habiendo explicado estas razones, se preguntarían muchos ¿Por qué dices que el problema no son ellos y es su gente?…la verdad es que requiere de un proceso de apartar los odios internos y acercarnos más a la realidad para entender. Podemos partir de varios puntos claves para hacer de este artículo algo más simple y menos redundante:
1- Los políticos son personas que vienen del pueblo. La clase política fuera de lo que puedan llegar a pensar gran parte de la población, salen del pueblo, no son extraterrestres, extranjeros, ni una raza especial de la sociedad, son los Licenciados, Abogados, Médicos, Ingenieros, Arquitectos, Analfabetos y demás grupos sociales que conforman la sociedad, además de estar compuestos por ricos y pobres, son gente del mismo pueblo que deciden buscar espacios y beneficios mediante la política, en su 90% sin el mínimo conocimiento del ejercicio de la misma.
2- Los políticos son elegidos por el pueblo. Fuera de lo que se quiera asumir, respecto a si se compra la voluntad o no de un pueblo, es claro que cada uno de los que se encuentran gobernando en cargos electivos fueron elegidos por la mayoría del pueblo, en un gran porcentaje son repetitivos en estos puestos, con 8, 12 y hasta con 24 años en el cargo, elegido mediante elecciones libres y democráticas, motivados por su convicción, por un pica pollo, mil pesos, un cargo en el gobierno u otro impulso.
3- La gente ha definido las condiciones para elegir a sus candidatos. No podemos olvidar que en los procesos de elección, la mayoría se impone, aunque un grupo minoritario piense totalmente diferente, la verdad es que pasan a ser insignificantes. Ha sido la gente la que ha desechado a todo aquel que llega a aspirar tan solo con la voluntad de hacer las cosas bien. Si no poseen millones de pesos para repartirlo entre los llamados líderes comunitarios y líderes de masas, las probabilidades que posee un candidato a ganar en un puesto electivo son casi nulas, al punto extremo que existe un lenguaje abierto y claro, para tomar como punto de partida que aquel que más gaste será quien más tenga posibilidades de ganar.
4- La gente critica al político hasta que comienza a beneficiarse de él. Es minoría el grupo de personas que son capaces de estar recibiendo beneficios del estado y asumen la responsabilidad de criticar aquellas conductas negativas que atenten contra la moral y la ética del funcionario público. Desde el primer día que llega el beneficio a la puerta del hogar, es en ese momento donde las críticas mueren, suele verse en mayor medida en muchos comunicadores aguerridos en sus críticas al oficialismo, hasta que llegan los beneficios.
5- La corrupción se respira en todos los sectores de la población. No es exclusividad de la acción política, aquel vecino que se roba La Luz, el agua, el cable y hasta el Internet; el médico que opera sin necesitar operación, el empresario que evade impuestos o paga sueldos injustos a sus empleados, aquellos que llegan a las empresas privadas a robar y desfalcar, los de la Iglesia que se roban los diezmos de los creyentes, el policía o militar que sale a extorsionar y a robar.
Pudiéramos responsabilizar de todos estos males de manera indirecta a los políticos, por la falta de autoridad o ejemplo para la sociedad, pero la verdad es que todo radica en un punto clave: ‘El Hogar‘, es de nuestros hogares que están saliendo los hombres y mujeres serias, pero también los corruptos y delincuentes, con una formación de búscatela como puedas, sin importar la vía y el medio, de padres trayendo hijos al mundo sin ningún tipo de responsabilidad para formarlos y educarlos, es ahí de donde salen nuestros políticos, profesionales comunes y toda una clase social llena de aspectos positivos y negativos.
En la República Dominicana han ido creciendo unos cimientos muy negativos de malas costumbres y accionar peligroso, donde nadie le importa nada y donde el que mayor daño nos hace no es el político que nos gobierna, es el vecino que vive a nuestro lado, nuestros compañeros de trabajo, nuestros familiares, amigos y demás relacionados. Es una cultura del desorden, la intolerancia y la falta de respeto hacia los demás, que va más allá de un político.
Nosotros hemos elegido a quienes están llamados a llevar el control de la República Dominicana y no son más que el reflejo de la mayoría de la sociedad, ya que quienes llegan con convicciones, respeto por lo ajeno, con ética profesional y los parámetros de hacer las cosas por el libro de lo correcto, ese es el marginado, excluido y expulsado de todo círculo de poder.
Los políticos seguirán siendo minoría ante una población de más de 10 millones de habitantes, pero es esta mayoría la que está permitiendo todo lo que pasa a favor o en contra de toda la sociedad.
Encontré en del político francés André Malraux la frase ideal para concluir este artículo y pasar la bola a la cancha de ustedes, con sus conclusiones y respetados argumentos, cito: “No es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se les parecen”.
República Dominicana solo cambiará, si cambia su gente…no sólo sus políticos.
Audi Rodríguez