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Foto: adminprensa.espacio360.pe

Los retos en la dirección de empresas cada vez son mayores, entre ellas se encuentra algo que viene siendo tratado desde la creación de la primera empresa organizada: ‘el trato al empleado’, un gran reto para quienes se hacen llamar y son llamados ‘Jefes’, término que en la administración moderna se está sustituyendo por ‘Líder’.

Lo más importante para las empresas son sus clientes, de eso no cabe la menor duda y no ha sido cuestionado por los expertos en gerencia y dirección, son el motor de la empresa y la razón de existir de esta, pero muchas empresas olvidan que esa persona tan valiosa está en contacto directo con el ’empleado’, es quien se encarga de mantener satisfecho y fidelizado al cliente por lo tanto es la segunda persona más importante en la empresa y debe ser tratado como tal.

El empleado es más que un colaborador, pasa a convertirse en el cliente interno de la empresa, el cual debe de mantenerse motivado para que este pueda reflejar esa motivación al cliente externo, lo que generará beneficios para la empresa. La forma de hablar y dirigirse a un empleado debe ser tratado con mucho tacto, es esta la razón por la cual en la mayoría de los casos los empleados se muestran inconforme con sus trabajos, sumando a este factores tan importantes como la remuneración económica y el reconocimiento por su trabajo.

De un empleado desmotivado pocas veces las empresas recibirán un extra más allá del trabajo que debe de cumplir, no se preocupa por aportar ideas a la empresa y a su proceso de trabajo, en la mayoría de los casos esa desmotivación es reflejada al cliente lo que termina perjudicando a la empresa y a las metas propuestas.

Dejar de ver a tu empleado como alguien que necesita de ti y comenzar a verlo como alguien del que necesitas para lograr tus objetivos te generará un empleado motivado, ya que brindaras las mejores condiciones para que este permanezca feliz y luchando por los objetivos de la empresa. Son seres humanos con sentimientos, que sienten, padecen y tienen necesidades, un buen líder deja guardada la ropa del ego y los cargos para colocarse la ropa de su empleado, ver lo que siente y lo que necesita, para trabajar estos puntos y obtener a alguien que se entregará sin medidas por sus metas laborales.

Pensemos en un colaborador y no en un esclavo.

Audi Rodríguez

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