Foto: cde.peru.com
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Nacer deslumbrantemente bella en una sociedad sub-desarrollada es la condena a la mujer a llevar la etiqueta de “Un futuro asegurado”. Las sociedades cada vez se encuentran más deterioradas, los valores del hogar cada día van quedando más atrás, el capitalismo se impone, conseguir dinero es un objetivo a como de lugar, muchas veces no por necesidad, tan solo para cubrir lujos y placeres que ofrecen las sociedades.

Si bien sabemos la prostitución es una de las profesiones más viejas del mundo y con el pasar de los años ha ido evolucionando su forma y estructura, de ser una actividad mirada de manera denigrante ha pasado a ser vista como una actividad privilegiada y en momentos reconocida por la sociedad. Para la mujer que nace con los más altos parámetros de belleza en una sociedad con limitantes sociales, donde se adentra el dinero sucio fruto de negocios ilícitos, es ser vista como un buen producto con grandes beneficios para este mundo sucio y oscuro donde no solo se benefician quienes desean pagar, también la familia ve asegurado su futuro en su joya humana.

Desde muy pequeñas les resaltan lo bellas que son frente a las demás, destacandoles constantemente que podrán tener todo lo que ellas quieran, No por su capacidad, ni mucho menos por su inteligencia, sino por su cuerpo. Van creciendo creyendose el cuento de que son princesas, una actitud de ego les adorna, la humildad es una palabra que no cabe ni en sus bocas, comentarios e idolatrías escuchan a diario y en una gran cantidad de hogares las frases como: “No te busques un hombre jodido”; “Búscate un hombre que te ponga a vivir como una princesa y te mantenga”. Es en esas pequeñas frases donde comienzan a pasar de princesas a un producto que será mercadeado al mejor postor.

No pasa por sus mente la superación propia, la construcción de un hogar donde ellas sean parte del impulso del mismo, pues no han sido criadas para eso, en su codificación solo encaja el tener todo de un hombre que para ellas tendrá el privilegio de tener su cuerpo y exhibirse al lado de una mujer bella para la sociedad. Diseñadas para complacer, exhibirse y mantener ese cuerpo del cual viven, pero como todo lo que es manejado como mercancía en la vida pasa a sufrir el efecto de la depreciación, se olvidan que todo lo que es vendido en un mercado sufre una caída fruto de su uso y desgaste.

El cuerpo va dejando de ser el mismo, ya comienza a verse una belleza gastada, llega el embarazo que les va dejando las huellas en la piel y el pasar de los años que no perdona les deja marcas que solo las disimulan unas cirugías, al final va quedando una mujer que el único valor que se había dado en la sociedad lo ha perdido, el monetario, y todo lo que un día fue un castillo lleno de belleza se convierte en una cueva llena de amargura, fruto de una sociedad que le dijo lo bella que era pero olvidaron decirle que esa belleza sería pasajera.

Lo que hoy tenemos socialmente es frutó de la degeneración del hogar, continuaremos pagando precios muy alto por la ambición, el materialismo y el deseo inmenso de lo fácil.

Audi Rodriguez

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