La paciencia no acostumbra a ser una virtud de esas personas intrépidas que buscan cada vez más en sus vidas, que siempre persiguen más de lo que han podido conseguir, son consideran cazadores de sueños y ejecutores de realidades, pero es la paciencia combinada con ese deseo de más, la que logra generar una sinergia entre sueños y resultados.

Una comida bien cocida requiere de un tiempo adecuado, poco tiempo sería un fracaso y dejarla más tiempo del adecuado es pasar al punto de arruinarla por completo, así pasa en nuestras vidas con las metas y objetivos que nos proponemos, debemos aprender a darle su tiempo de cocción, ni más ni menos, debemos aprender cuando es necesario mover las fichas y cuando debemos esperar para que sea la vida la que coloque las fichas adecuadas.

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Vivimos en un mundo donde los cambios son más acelerados, donde las personas exigen más en menos tiempo y así mismo el sistema nos exige, antes las riquezas estaban asociadas a personas de una tercera edad, ahora adolescentes van detrás de esas fortunas, los trabajos son más exigentes, las oportunidades son mayores, pero los competidores también han aumentado, pasar a una etapa de comodidad esperando que las cosas sucedan puede ser nuestro fracaso más grande, pudiéramos estar dejando perder el tren que nos llevará a nuestros objetivos.

En las esperas cometemos muchas veces el error de quedarnos esperando que sucedan cosas que no van a suceder, pero nuestros deseos de que sucedan nos llevan a excedernos en el tiempo de espera, sentados esperando que una puerta se abra, que una llamada llegue o que una persona entre por esa entrada principal, es necesario aprender cuando hay que voltear la hoja y dejar de esperar, cuando debemos cambiar de plan e ir por otras opciones, pues quedarnos acomodados en la silla nos podría generar un costo muy alto.

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Lo más valioso que tenemos en nuestras vidas es el tiempo, tiempo para desarrollar nuestros objetivos y perseguir nuestras metas, pero este tiempo no es acumulable, al contrario, se va gastando aún sin utilizarlo, cada segundo de inactividad cuenta y va en contra de nosotros, es muy difícil el poder descifrar cuando debemos dejar de esperar, pero debemos aprender a desarrollar el instinto emocional más profundo, que nos permita ver las miles de señales que nos da la vida en su camino.

Sin lugar a dudas no es una tarea fácil, pero si queremos llegar más allá de donde estamos aprender a saber que tiempo debemos permanecer en una parada esperando cosas, es vital, hay que saber cuando accionar.

Procura que la silla siempre te incomode, así irás siempre por más.

Audi Rodriguez

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