Desde el día en que nacemos somos personas cambiantes, pasamos por procesos que nos van marcando de forma significativa, pero la mayoría de esos cambios en la primera etapa de nuestras vidas no llegan por acciones que tomamos, son provocados por el crecimiento natural que viven los seres humanos, desde la infancia, la niñez, la adolescencia, hasta convertirnos en adultos.
Según van pasando los años, los cambios naturales se producen en un intervalo mayor de tiempo, llegamos a la etapa en la que salimos de nuestra adolescencia y pasamos a ser adultos, es ahí cuando puede llegar un estancamiento en nuestros procesos de cambio, empezamos a depender de las acciones propias que tomamos como adultos, las que nos permiten ver cambios significativos en nuestras vidas, en esta etapa entra uno de los elementos más difíciles para las personas que durante su niñez y adolescencia estuvieron acostumbrados a que alguien tomara las decisiones por ellos, y los llevara al otro ciclo de sus vidas, encontrándose con un gran reto de tener que decidir cuándo cerrar un ciclo y pasar al otro.
Permanecer en un ciclo por muchos años es uno de las situaciones más frustrantes por las que puede pasar un ser humano, ya que no estamos hechos en nuestra naturaleza para ser seres estáticos, que permanezcan tantos años haciendo las mismas cosas, sin tener una chispa que nos impulse más allá de lo que hoy podemos conocer. Existen personas que son capaces de identificar de forma fácil donde se detuvieron los cambios significativos en sus vidas, desde un trabajo, una relación, una pérdida de un ser querido, un gran éxito en sus vidas, los hijos o el matrimonio, son muchos los escenarios que pueden llevar a que una persona se detenga en su camino, y lo que antes era un recorrido se convierta en una parada sin ninguna movilidad.
Uno de los factores principales por los que una persona puede decidir detenerse y dejar de explorar nuevas cosas en su vida es el miedo, miedo a volver a sufrir eso que le generó el último cambio significativo y que le mantiene atado a esa zona de seguridad donde logró refugiarse, prefieren no moverse para evitar caerse, dejan de soñar, dejan de vivir y sobre todo, dejan de tomar riesgos, entran en una inmovilidad que cada vez se hace más fuerte salir de esa zona de confort, la cual no tiene ningún tipo de comodidad más que el miedo a salir de ese gran sillón, pero el sufrimiento es constante, la falta de motivación incesante y el despertar cada día se convierte en un castigo antes que una bendición.
Permanecer en el mismo ciclo te puede llevar a perder las esperanzas, a enterrar sueños que habías construido durante la niñez y la adolescencia, los cuales se ven estancado de manera estrepitosa, por no tomar decisiones fuertes en tu vida. La mayor motivación de un ser humano está en los cambios, pensar en lo nuevo que pasará mañana, con cual reto podrá encontrarse y que situaciones o adversidades deberá enfrentar en ese nuevo camino, eso mantiene viva la esperanza aún en los tiempos de dolor y sufrimiento, entender que todo será pasajero y que se trabajará de manera incansable para que ese cambio pueda llegar pronto. Acostumbrarse al dolor es igual a morir en vida, es entregarse en la batalla y bajar la guardia ante los enemigos que nos atacan día a día.
La vida está compuesta de tantas experiencias como quieras vivirlas, con una población mundial de más de 7 mil millones de personas, de diferentes culturas, razas, pensamientos y emociones, compuesto por 194 países e infinitas posibilidades, no te detengas a gastarte en un ciclo, no importa lo malo o bueno que haya sido, los ciclos son etapas que deben de cerrarse, sin importar el resultado que tuvimos, llega el momento en el que debemos decir ¡Ya!, cumplí con esta etapa, debo seguir por más, no podemos detenernos en la parada del tren a esperar lo que quizás nunca llegará, debemos mantener nuestro espíritu vivo, nuestras ganas de descubrir despiertas y esa chispa de los sueños encendida, la vida es muy corta para gastarla en lo mismo.
Dar el salto es la clave, el salto a lo nuevo, no importa si fracasas, en momentos puedes obtener de los fracasos mejores enseñanzas que de los aciertos, la vida no se compone de un solo color, se necesita de los momentos claros y también de los oscuros para sentir el contraste de las experiencias, para obtener las enseñanzas que nos permitirán disfrutar mañana de las mejores cosas que puedan llegar. Cuando decides no evolucionar en el aspecto personal, de pareja, profesional, en la familia y como ser humano, estás comenzando a dejar de vivir, es ese el instante donde comienzas a renunciar a las nuevas oportunidades y podrá llegar ese momento donde el Tren dejará de pasar por tu parada y solo quedarán los recuerdos de lo que fuiste y de aquello que viviste.
No te detengas a ver la vida pasar, vívela.
El Tren está en Marcha…
Audi Rodriguez